El niño de Mae La
EL niño de piel oscura y ojitos marrones profundos no tiene más de nueve años, sostiene la pequeña bici rosa con la mano izquierda y con la otra nos saluda. Nos mira desde el otro lado de la valla de cañas, con curiosidad y mucha pena. Es un niño de la periferia del campamento de refugiados, ha vivido siempre junto a la carretera, todos los días ve pasar muchas personas en ambas direcciones, pero tiene prohibido cruzar la valla, nunca ha podido pasear con la bici al otro lado.
Los otros niños del interior del campamento juegan al futbol, no sueñan con pasear por la carretera. Lleva toda su vida viviendo en el campamento, se aburre. Su hermano mayor esta triste desde hace mucho tiempo, no estudia ni trabaja, no hace nada, tiene 15 años y toma algunas cosas para ser feliz, también tuvo una bicicleta, también soñaba con pasear por la carretera.
Hoy, hay dos personas con rasgos extraños, sonríen. No son ni como los del campamento ni como los de la carretera, sus rostros son pálidos y sus ojos redondos. Me miran desde sus bicicletas en la carretera. Me hacen fotos y me saludan. Yo les saludo….
Mae La es un campamento de refugiados de etnia “Karen” en Tailandia, es una ciudad de madera, hojas y cañas que acoge 60.000 almas, situada junto a la carretera de montaña 105. Es la carretera secundaria que usamos en nuestro trayecto desde Myanmar hasta el norte de Tailandia. Después de empezar a recorrerla nos dimos cuenta de que los puestos fijos de control policial se multiplicaban. De repente en una depresión del terreno, donde falta el aire, entre paredes rocosas y la carretera 105, descubrimos una jungla de casas de madera con techos de hojas secas, amontonadas por la falta de espacio. Alrededor, una valla de cañas de puntas rudimentariamente afiladas delimita el campamento, cada 20 metros una caja de vigilancia con un soldado tailandés. Esta prohibido el uso de materiales se construcción permanente. Los que atraviesan la vaya son inmediatamente detenidos y deportados.
Esta prohibido salir desde hace 30 años, son refugiados de la etnia “Karen”, muchos no conocen otra realidad que la del campamento. Promesas sin cumplir de la época colonial británica, han desembocado en un largo conflicto armado por la autonomía contra el gobierno Myanmar. No pueden volver a su país y Tailandia tampoco los quiere, los mantiene confinados en diversos campamentos como Mae la, junto a la frontera.
A nosotros nos impactó mucho lo que vimos, no es desgraciadamente el único lugar así en el mundo, pero es el que casualmente nos hemos encontrado y nunca vimos en los medios de comunicación. Si quieres conocer mas sobre estos refugiados:
https://www.burmalink.org/background/thailand-burma-border/displaced-in-thailand/refugee-camps/